Os recomendamos leais el artículo que sobre Berlangas de Roa, que  publica hoy  el CORREO DE BURGOS

 

TROTABURGOS / BERLANGAS DE ROA

El meteorito, los ríos y el olivar

La localidad ribereña, donde el Riaza se encuentra con el Duero, llama la atención científica por ser el lugar de la caída del llamado Meteorito de Berlanguillas

8 de julio de 1811. El reloj acaba de dar las ocho de la tarde. La calma chicha se rompe en la carretera que une Aranda de Duero con Berlangas de Roa. Una potente detonación semejante a la del disparo de un cañón, seguida de tres y hasta cuatro más, sobrecoge a varios labradores de esta última localidad. Todo ha ocurrido a la velocidad del viento. Apenas un minuto. Tras la sorpresa inicial, ven caer algo que levanta un torbellino de polvo en un paraje próximo. Se acercan al lugar y sacan de una profundidad de unos ocho pies una piedra impregnada aún de tierra caliente y enrojecida. Ellos todavía no lo saben, pero se encuentran ante un meteorito, que ha pasado a la historia como el de Berlanguillas, el único que ha caído en la provincia burgalesa en su historia.

Berlangas de Roa recuerda este acontecimiento, que le llevó a convertirse en foco de atención de los científicos del momento, con un monumento-parque inaugurado en 2014 pero referido al segundo centenario de la caída de este fragmento de cuerpo celeste.

Un texto firmado por el historiador arandino Máximo López Vilaboa da cuenta del suceso al tiempo que lamenta que ningún fragmento se encuentre en España. Para verlos hay que viajar hasta el Museo Nacional de Historia Natural de París o el Observatorio del Vaticano.

Aunque el llamado Meteorito de Berlanguillas es uno de los capítulos históricos más importantes de la localidad ribereña, sino el más, no es el único. Relevante resultó igualmente para el pueblo el impulso que el obispo de Osma, Bernardo Antonio Calderón, dio a la agricultura en el siglo XVIII «llegando a crear algo insólito en esos pagos: un hermoso olivar y molinos para la elaboración del fruto», tal y como cuentan los berlangueros (o berlangueses) a los visitantes. El proyecto acabó en fracaso por «la mala ubicación y el poco interés de los agricultores que veían disminuir sus terrenos de cultivo».

El municipio tiene al rumor del agua como banda sonora. Presume de ser el punto en el que el Riaza se encuentra con el Duero y de ese alegre cruce brotan multitud de arroyos y manantiales. Destaca el llamado río del Molino, que serpentea al lado del caserío, ve jugar a los patos en sus aguas o acompaña el asueto en la zona de la Fuente de los Caños.

El valor natural de Berlangas es innegable y varias rutas señalizadas facilitan al caminante descubrirlo como la Senda del Duero o el Sendero del Agua, que discurre entre las huertas, las tierras de labor y el bosque de ribera, con presencia de chopos, saúcos, sauces y fresnos.

Su patrimonio artístico pasa por la iglesia de San Andrés, del siglo XVII, ubicada en medio del pueblo, en cuyo interior destaca el retablo mayor del siglo XVI, un tenebrario del XV y la pila bautismal románica del siglo XII, y la ermita de la Virgen de los Huertos, románica del siglo XII, recién restaurada, situada a las afueras de la villa, que se viste de fiesta el 23 de abril.

Muy cerca de ella, aún se conserva la estación de tren de la antigua línea férrea Valladolid-Ariza, que se mantuvo en uso casi un siglo, desde el verano de 1895 a enero de 1985.

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